La historia del ORGANO DEL SOL MAYOR de Marbella

50 AÑOS   ÓRGANO DE MARBELLA   1971-2021

La Historia del gran Órgano Blancafort contada por Antonio Luna Aguilar.

EL día 19 de julio de 1936 fue asaltada la iglesia de Santa María de la Encarnación. Como consecuencia
de la incultura salvaje resultó la pérdida de casi todo el patrimonio de mueble y documental que atesoraba la parroquia. Decía don Francisco Echamendi Aristu, párroco que fue de la misma, que «una institución sin archivos es como una persona que haya perdido la memoria». Hoy, algunos, se atreven a calificar
la palabra memoria como histórica; en todo caso la iglesia de la Encarnación perdió su «historia»,
aunque, en «sensu stricto», esto no ha sido así, puesto que la historia existe
aunque haya que ir a buscarla a otros archivos.
No obstante, con la quema de los archivos parroquiales, junto con los de los conventos
de San Francisco y de la Trinidad y de los hospitales Bazán y de la Misericordia,
nos quedamos huérfanos de parte de «nuestra historia», de la más cercana, la del día a día.


No consta cuándo fue destruido el órgano que en el templo existía; si en la jornada mentada o, según contaba
el sacristán José Carrasco Fernández, si lo fue a hachazos y posteriormente quemado una noche del mes
de octubre siguiente. El caso cierto es que desapareció. Así también, tenemos noticias contradictorias
sobre si era un órgano de origen español o alemán; aunque lo más probable, a tenor de la procedencia
del órgano de la catedral de Málaga, es que fuera de fabricación española.

Las penurias de la posguerra no dieron para nada más que la reconstrucción de la parte arruinada del inmueble
y para, poco a poco, la construcción de nuevos altares en las capillas laterales;
casi todos sufragados por devotos. La falta de alguien con inquietudes musicales llevó a perderse
en la penumbra de la memoria la existencia de un órgano en la parroquia.

Así las cosas, en el año 1969 se sabe de la existencia de un pequeño armonio y de un órgano electrónico
que cumplían con las necesidades musicales del templo. La apertura de un establecimiento de la internacional cadena hotelera Hilton en nuestra ciudad, en la zona de Las Chapas, el Marbella Hilton, que provocó
más de un error fonético entre los naturales, que pronunciábamos «Marbella Egipto», trajo a sus instalaciones,
al objeto de celebrar una exposición fotográfica, a un joven alemán de 24 años,
que visitó la iglesia de la Encarnación encontrándose con un coro vacío.

«¿Qué tendrá Marbella, qué tendrá la costa.?». Dice la canción.
El caso es que son muchos los que vinieron por unos días, unas semanas, e hicieron de éste su hogar.


Milagro
El alemán se llama Michael Reckling, era fotógrafo de profesión y organista de afición y, al no encontrar
el órgano que esperaba en un templo de semejante talla, se tuvo que conformar con el armonio
y el órgano electrónico. Y he ahí cuando se produjo el que podríamos denominar milagro:
descubrió que el edificio tiene una acústica maravillosa. ¿Qué tendrá Marbella.?
Que empezó a enredar con la posibilidad de dotar con un órgano, de los de verdad, a la iglesia.
Era párroco de la Encarnación don Rodrigo Bocanegra Pérez,
un sacerdote muy dado a embarcarse en proyectos, como el que le propuso Michael Reckling.

Don Rodrigo, al igual que había «fundado» la Hermandad de Santa Marta, para que sirviera de unión a los hoteleros de los muchos hoteles con que ya contaba Marbella, involucró a la Hermandad en la nueva empresa, amén de a algunas figuras políticas y empresariales del momento, como José Antonio Girón de Velasco,
Alberto Monreal Luque, José Luque Manzano, Fernando Soto y Domecq, Diego de Cossío,
José Banús Masdeu, Ignacio Coca García, etc. La aportación económica de los miembros de la
hermandad de Santa Marta no fue mucha, pero sirvió para incardinar el plan en la sociedad marbellera.


Al objeto de dar forma a la idea, Reckling contactó con los maestros organeros Gabriel Blancafort
y Joan Capella, de Collbató en Barcelona; él mismo, junto con los organeros Blancafort-Capella
y José María Arrizabalaga, diseñó el conjunto de la fachada del instrumento
así como gran parte de la disposición de los registros.
El proyecto/presupuesto resultante fue firmado el día 29 de diciembre de 1971,
por supuesto sin disponer del dinero suficiente. Dios proveería.

La Construcción
EL órgano que proyectaron Reckling y Blancafort contaría con cinco mil tubos, de estaño, cobre y madera,
sesenta registros, cuatro teclados manuales de cincuenta y seis notas, un pedal de treinta y dos notas
y de un dieciséis pies abierto en fachada, el mayor tubo del instrumento de 7 metros de alto y de 150 kg.
Desconocemos el presupuesto inicial, las noticias que tenemos especulan entre seis y quince millones de pesetas.

La puerta principal de la iglesia de la Encarnación recibe el nombre de puerta del Sol, desconocemos si este extremo tuvo algo, mucho o poco, que ver en el «bautizo» del futuro instrumento, que se llamaría
Órgano del Sol Mayor; nuestro gran amigo Francisco Moyano Puertas nos dice que la razón elegida
para el nombre no se corresponde, como cabría pensar, a la tonalidad musical,
sino que hace referencia a nuestro «astro rey»; en todo caso la relación existe.

El inicio de las obras fue inmediato; en el mes de agosto del año siguiente, el día 29, se bendijo la cadereta, una pequeña parte del conjunto del órgano, pero que funciona de forma independiente si se quiere;
así, tras la bendición, se celebró el primer concierto inaugural el 29 de agosto de 1972,
interpretado por el joven organista francés Christian Baude y Michael Reckling.

El deceso de don Rodrigo, mientras disfrutaba de unas vacaciones en la localidad granadina y alpujarreña
de Lanjarón, el día 27 de septiembre de 1973, supuso un importante contratiempo en la construcción,
quedando las obras en suspenso. La intercesión de una hermana de uno de los benefactores iniciales,
Maite Soto y Domecq, ante la baronesa Terry von Pantz supuso un nuevo y decidido impulso para reiniciarlas;
la llegada de don Francisco Echamendi, como párroco, consolidó y estimuló los trabajos.

El 29 de diciembre de 1976, cuatro años después de la firma del contrato,
se celebró un concierto de inauguración con motivo de la finalización de una nueva etapa constructiva del órgano.
En el programa editado con tal motivo, escribía Michael Reckling: «El órgano en Marbella no es una innovación;
restablece una tradición interrumpida durante 40 años. Al edificar el órgano actual, Marbella ha querido hacerlo esplendorosamente, no sólo como lógico reflejo del florecimiento económico y social operado recientemente,
sino por entender que en la casa de Dios, adonde acudimos con nuestros más profundos pensamientos
y afectos, caben también las más nobles manifestaciones de nuestra sensibilidad hecha arte, sea ésta palabra, forma o sonido. Más allá de su propia función pastoral, el órgano es un elemento formidable de cultura.
Marbella no desdeña el ofrecimiento a sus propios ciudadanos, así como a sus numerosos visitantes,
la posibilidad de enriquecer su espíritu y recrear sus ocios, a la par con su hospitalidad
y su sol maravilloso, en torno a tan valioso instrumento
».

Cariño y cuidados
Desde el primer momento inaugural, Michael Reckling fue el organista titular que, si bien suena rimbombante, conlleva múltiples obligaciones, voluntariamente asumidas. Las grandes dimensiones del órgano y su compleja estructura lo hacen un «ser» siempre necesitado de cariño y cuidados, puesto que, cual ser humano,
va envejeciendo y, al igual que con nosotros, el tiempo se muestra implacable, surgen roturas y averías,
que son nuestras enfermedades, y como todo instrumento musical precisa de continuas afinaciones.

images/ A estas labores se enfrentaba en solitario Reckling hasta que en el año de 1982, Javier Villero Salas,
rondeño de nacimiento y estudiante de órgano en el Conservatorio Superior de Música de Málaga,
decidió ayudarle en esas tareas, trasladando su plaza de maestro desde Málaga a Marbella,
y en 1986 fue la también organista Pilar Cabrera la que se sumó al equipo.


Aparte de la dedicación «artesana» hacia el instrumento, que vio la luz gracias a su esfuerzo y dedicación,
Michael organizó más de cien conciertos, que contaron con la participación de artistas nacionales
y del extranjero. La ingente labor desarrollada por Michael es digna de conocimiento y del más profundo agradecimiento, puesto que no sólo contribuyó a la difusión de esta maravillosa música entre los ciudadanos
de Marbella, sino que también dio al turismo de esta ciudad una dimensión cultural hasta entonces desconocida. Mientras tanto, Javier se encargaba de las labores de mantenimiento técnico del órgano,
haciendo constantemente reparaciones de todo tipo.

En el año de 1985, fruto de la colaboración de la Delegación de Cultura del M. I. Ayuntamiento de Marbella,
se colocó la figura de un sol, obra del artista plástico Ricardo Dávila, coronando el conjunto del órgano.
En ese mismo año, conmemorando los 300 años del nacimiento del genial compositor alemán Johann Sebastian Bach, el Ayuntamiento patrocinó y organizó, en colaboración con la parroquia de la Encarnación y la asociación Ars Organi de Marbella, una serie de catorce conciertos en los que se interpretaron la totalidad de las obras que para órgano compuso Bach. Dichos conciertos se ejecutaron desde el día 3 de julio hasta el 26 de septiembre
y estuvieron a cargo de los músicos Adalberto Martínez Solaesa, José Manuel Azcue Aguinagalde,
Adolfo Gutiérrez Viejo, Vicente Ros, Enrique Ayarra Jarne, Esteban Elizondo y Montserrat Torrent.

Toccata,
grabado en septiembre de 1986 y editado por Discos CBS, S.A. Pilar Cabrera fue la intérprete de las diferentes piezas que lo componen: Toccata y fuga en Re Menor de J.S. Bach; Voluntario de Trompeta de J. Stanley; Batalla de Sexto Tono de J. Jiménez; Adagio, Allegro y Adagio KV 594, versión a cuatro manos,
junto a Javier Villero; Entrada y Fuga en Do frigio KV 399 y Andante Cantabile KV 15ii de W.A. Mozart,
y Canto Heroico de J. Langlais. Este vinilo sería vertido, en el año 1991, al formato CD
por la discográfica alemana Motette, añadiéndosele una pieza más: Preludio y Fuga de F. Liszt.
El nombre que se le dio al CD fue Órgano del Sol Mayor.

Trabajo abnegado
Desde el año 2003, en que Michael Reckling y Pilar Cabrera se mudaron a la Cateral Metropolitana de Valladolid,
Javier Villero continuó en solitario, tocando los domingos y festivos, así como realizando las afinaciones
y reparaciones necesarias. Su trabajo abnegado, continuo y callado,
permite que «nuestro» órgano siga sonando en todas las celebraciones religiosas
y en los conciertos que se continúan organizando. Por ello esta tarea tan ingrata
y a la vez gratificante para él precisa, igualmente, de nuestro más sincero reconocimiento.

> Con motivo del 50 aniversario de la construcción del Hotel El Fuerte, la Fundación homónima,
nacida a su amparo, decidió hacerse cargo de los gastos que supondrían la limpieza, afinación y sustitución
de algunos elementos del mismo que se encontraban muy deteriorados. Estos trabajos comenzaron en el año
de 2006 y finalizaron en el mes de mayo de 2007. El día 15 de junio de ese año se celebró
un concierto a cargo de los organistas Javier Villero Salas y Adalberto Martínez Solaesa.

Aprovechando este impulso y auspiciado también por la Fundación Fuerte, se creó una asociación
al objeto de potenciar el conocimiento del Órgano, organizar actividades y coayudar
en el mantenimiento del mismo: la Asociación de Amigos del Órgano del Sol Mayor.

Modernización
Hoy en día el Órgano del Sol Mayor es un instrumento espléndido, de primera categoría en el ámbito nacional
que está situado en un marco privilegiado, pero que sigue falto, treinta y nueve años después de su inicio,
de aproximadamente ochocientos cincuenta tubos, así como también precisa de una modernización
en sus sistemas mecánicos y la sustitución de muchos de sus elementos.

Los registros que restan por construir son: en la Cadereta: Cromorno;
en el Órgano Mayor: Decisetena y Trompeta Magna; en el Órgano Expresivo:
Octava, Dulzaina, Fagot-Oboe y Gamba, y en el pedal: Contrafagot, Clarín y Regal.

Igual que comenzó su construcción, con ilusión, muchísima ilusión; se debería acometer
su terminación, salvando todos los obstáculos propios de este pueblo nuestro tan peculiar.


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