en su automóvil, afortunadamente sin daños personales. Por este motivo, ha tenido que prorrogar su estancia en Marbella tres semanas mientras reparaban la avería. Dice el refrán: “No hay mal que por bien no venga”. Gracias a este contratiempo mecánico, ha aprovechado la espera para contactar con buena parte de sus antiguas amistades de Marbella, de aquellos años 70 y 80. Gratos reencuentros después de muchos años, donde ha compartido vivencias, recuerdos y un buen número de simpáticas fotografías que dan testimonio de ello. En verdad que ha merecido la pena la espera, recompensada con momentos más que agradables. |