Inédito artículo publicado en verano de 1987 y escrito
por el famoso perodista Luis Cantero, fallecido el 29 de octubre de 2012.







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En el año 2.001, Adnan Khashoggi celebrará su cumpleaños en una cápsula espacial
por sugerencia de Jaima de Mora, Alfonso de Hohenlohe estará urbanizando la luna y Gunilla von Bismarck
habrá cedido su nombre para el lanzamiento intergláctico de una pastilla de caldo sintético,
pero Michael Reckling seguirá tocando el Órgano del Sol Mayor
en la iglesia de la Encarnación de Marbella gracias a la visión de futuro
del cura Bocanegra y la generosidad de la baronesa Terry von Pantz.

Esta es la historia de un sueño que se hizo realidad
y donde no intervienen los clásicos de la jet-set de la costasoleña.
Y sin embargo...

Don Rodrigo Bocanegra, párroco de la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación de Marbella,
era el confesor de Doña Carmen Polo de Franco y uno de los personajes más influyentes del ancien régime.
Tenía la socarronería de un finísimo payés como Josep Pla, capacidad de intriga de Maquiavelo
y la afiladísima lengua de Alfonso Guerra, pero era hombre de gustos sencillos y no ponía su poder más
que al servicio del Altísimo. Arzobispos, ministros, banqueros y aristrócratas venían a consultar con él
antes de pedirle audiencia al Generalísimo, pero Monseñor Bocanegra les imponía curiosas penitencias
y se iban a jugar al mus con los pescadores y a llenar su beatífica panza con fritura mediterránea.

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Un buen día se cruzó en su camino Michael Reckling, fotógrafo alemán enamorado de Andalucía
y residente en Marbella que quería hacer un sueño realidad: construir, en el coro de la iglesia con mejor acústica
de occidente, un órgano mecánico de 5.000 tubos de estaño, cobre y madera, con 60 registros, 4 teclados
con 56 notas cada uno, pedal de 32 notas y un 16 pies abierto en fachada con su tubo mayor de 6 metros
y 100 kilogramos. Pero... ¿quién le vendía un sueño que podía costar más de cien millones
a un cura tan pragmático, tan aferrado a la tierra aunque tuviese comunicación directa con el cielo?

VIDA Y MILAGROS DE RECKLING
Michael Reckling nació en Estrasburgo en 1944 y era el segundo hijo
de un cirujano alemán y una doctora de la misma nacionalidad, especializada en rehabilitación.
Desde pequeño le impusieron una educación muy rígida porque sus padres querían
que fuese en el futuro un mago del bisturí, pero él no podía ver la sangre
y pronto iba a defraudarles. Le matricularon en cuanto tuvo la edad en el mítico colegio del Castillo de Salem,
donde también estudió el Duque de Edimburgo y la Reina Sofía de España, pero él demostraba más interés
por el arte que por la ciencia y en cuanto podía se acercaba a la iglesia del colegio para tocar el órgano barroco.
También aprendía fotografía para expresarse en imágenes porque abrigaba el sueño
de ser director de cine, actor o cameraman.

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Curiosamente, en su otra gran pasión, la música, era un outsider, un "pirata".
Aprendió a tocar el piano de oído y a leer las notas en el pentagrama espiando a la profesora
de su hermana mayor, que no vio en él condiciones para emular a Franz Liszt, y mucho menos
a Juan Sebastián Bach, el maesto del órgano. Pero Reckling entraba en éxtasis cada vez
que escuchaba la Toccata y Fuga y era capaz de trepar por los muros de las iglesias
a media noche para acceder a un coro y acariciar un teclado de órgano.

Después de estudiar Arte Dramático con Klaus Kinski en Frankfurt, el joven Michael superó una reñidísima oposición
y se convertió en operador de cine en la casa Arriflex en Munich donde trabajó con los mejores profesionales durante más de tres años.
Le tocaba hacer el servicio militar, pero como no quería caer de nuevo bajo la bota de la disciplina germánica
se marchó de su país y llegó a España con 500 marcos y un "BMW" de segunda mano que pronto tuvo que venderse para subsistir.

No hablaba ni una palabra de español pero en un golpe de osadía se presentó en los estudios de TVE
y consiguió que Martín Ferrand y Enrique de las Casas le hicieran una prueba como operador,
de la que salió contratado. No les impresioné yo, sino mi "BMW" de ocho cilindros,
recuerda Michael Reckling sonriendo. Me tenían de chófer y no tuve más remedio que despedirme.
Fuí el fotógrafo oficial de la bailarina Lucero Tena en la gala de la UNICEF de aquel año
y cuando volví de Paris me encontré sin empleo y sin un céntimo...

Aquella Navidad, Reckling la pasó tumbado en el camastro de su pensión porque no tenía que comer
y no quería gastar calorías. Actitud germánica, porque esperaba cobrar un trabajillo a final del mes.
Con aquel dinero y la oferta de una exposición fotográfica de la cadena HILTON aterrizó en Marbella.

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EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO
Como no podía permitirse el lujo de pagar un hotel y en el contrato con el HILTON no se contemplaba el capítulo de alojamiento,
Michael Reckling pasó la primera noche en una playa de Marbella. envuelto en una manta de viaje.

Al amanecer se dirigió al hotel y rehusó fuerzas con las sobras de un desayuno que un cliente
había dejado ante la puerta de su habitación. Lo descubrió un camarero y se lo llevó a la cocina,
donde a medio día cambiaría un solomillo por una instantánea.

Tenía ya cuarto para revelar y allí dormiría mientras sus fotos estuviesen colgadas en la sala de exposiciones.
La muestra fue un éxito y Michael renovó el contrato y se convirtió en el fotógrafo oficial del Marbella Hilton,
donde retrataría a muchas personalidades durante el siguiente año.

Con el estómago lleno, Reckling recuperó sus inquietudes musicales y se acercó a la iglesia de la Encarnación,
donde oficiaba una misa monseñor Bocanegra. Gran decepción: no había órgano en el coro.
Sólo un viejo armonio que había sobrevivido a la quema de la guerra.
Cuando terminó el oficio, Michael pidió permiso para tocarlo e impresionó a Don Rodrigo,
que también gustaba de la música sacra.

El alemán bohemio y soñador y el cura que confesaba a Doña Carmen,
pronto se hicieron grandes amigos y se complementaron en los oficios, con música y palabras.

Reckling le contaba que había recorrido Europa entera, tocando el órgano en las iglesias más recónditas
y que incluso había conseguido durante su estancia en Madrid que el guardia le abriera de noche
la puerta de la basílica del Valle de los Caídos para interpretar, como un furtivo, su pieza favorita en el órgano OESA.
"Pensaban que estaba loco, pero me había ganado su amistad con mis fotografías", rememoraba Michael,
y Don Rodrigo, cachazudo, sonreía con complicidad. Bonita anécdota para contarsela a Don Francisco...

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Una noche de verano, cuando Reckling ya tenía su estudio en la Plaza de los Naranjos de Marbella
y había decidido pasar en la Costa del Sol el resto de su vida, tuvo una pesadilla y vio al cura Bocanegra
volando sobre su cabeza como un gigantesco murciélago con sotana y reprimiéndole por su fantasía:
"¿Un órgano de cinco mil tubos en mi coro? ¡Tú estás loco, alemán! ¡Se derumbarría la iglesia!"

A la mañana siguiente, después de los oficios, miraba de reojo a Don Rodrigo, que se rascaba, inquieto,
la corronilla. De pronto, Bocanegra esbozó una sonrisa y le susurró al oído: "Vamos a construir ese órgano
para mayor gloria de Nuestra Señora de la Encarnación". Y dejó helado a Reckling, que hasta entonces
no se había atrevido a exponerle su idea aunque tenía hecho los bocetos.

Fue entonces cuando el alemán se puso a ejercer de abogado del diablo, a cantarle al cura cifras e inconvenientes:
"Se necesita una gran inversión y habría que reforzar el coro. El proyecto es bonito, pero imposible".
Pero monseñor, en vez de desanimarse, le guiñó un ojo y exclamó: "Nada es imposible en Marbella..."

El primer dinero para financiar el proyecto se lo sacó Bocanegra al ministro de Hacienda Alberto Monreal Luque
y al ministro de trabajo José Antonio Girón de Velasco. Y se firmó el contrato
con los organeros catalanes Blancafort-Capella el 29 de diciembre de 1971.

Inmediatamente, el cura inició una campaña de captación de fondos en la costa muy sui géneris.
Reunía a los propietarios de los hoteles en una comida de hermandad y a los postres decía:
"Tú tienes un hotel de cinco estrellas, así que me darás quinientas mil pesetas por el órgano.
Tú, uno de tres estrellas, así que me darás trescientas mil..." Y por tan razonable regla lo iba midiendo todo.

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Desgraciadamente, D. Rodrigo Bocanegra falleció dos años después con solo 65 años, el 27 de septiembre de 1973,
quizá porque intuía la muerte del régimen en el que tanto había influído a través de Doña Carmen.

El órgano no era todavía más que una pequeña cadereta en voladizo sobre el coro reforzado.
Michael se quedó compuesto y sin sus cinco mil tubos, así que apeló a la generosidad de otro personaje singular
de gran sensibilidad ante cualquier proyecto vinculado con el arte: la baronesa Terry von Pantz,
principal accionista de la multinacional norteamericana Avon Cosmetis,
que en el primer envite creyó en Reckling y le extendió un cheque de tres millones.

Luego, una y otra vez, la gentil dama pasó por la iglesia de Marbella, vio los progesos de "su" órgano
y fue pagando las facturas de Blancafort-Capella y sus proveedores. Su pregunta era siempre la misma:
"Michael, ¿cuánto necesitas para que "nuestro órgano" se termine?".
Pero aquel directo personalismo yanqui chocaba con el barroquismo pícaro del alemán andaluzado,
que para no asustarla le iba a sacando el dinero a pellizcos que eso sí,
ella podría deducir de sus impuestos por tratarse de una obra benéfica.

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Para satisfacción de sus promotores vivos y muertos, el Órgano del Sol Mayor de Marbella comenzó a sonar
el 29 de diciembre de 1976, en un concierto ofrecido a todo el pueblo. No estaba completamente terminado,
ni lo está aún pese a su impresionante sonoridad, pero ya era el órgano moderno más importante de España
y sus teclados se disputaban los organistas más reputados y los más aplicados estudiantes de todo el mundo.

    EL SONIDO MARBELLA
Desde Tokyo a Nueva York, cuando se habla del órgano español y sus singulares características
adornadas de trompetas horizontales o "de batalla", se habla del órgano de Marbella, del "Marbella sound".
El último disco con ese sonido lo ha grabado la organista más joven de España, una granadina de veintiún años
que se llama Pilar Cabrera y que sobre el órgano de Bocanegra, Reckling y Terry von Pantz parece un pajarito cabalgando,
espoleando un águila. Con ella al teclado, Bach y Mozart ganan en sensibilidad lo poquito que puedan perder en fuerza
y hay que ver a los amantes de la música sacra, llegados de todos los rincones del mundo a Marbella, escuchando a la artista
que sobre la fantasía de Reckling y su anárquico arreglo puede acompañarse con una guitarra y una flauta.
Los melómanos están de espaldas al altar, en posición insólita pero respetuosa.



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Y dicen los vecinos del lugar que algunas noches, cuando las puertas de la iglesia de la Encarnación están cerradas,
suenan a medio fuelle los cinco mil tubos del órgano. ¿Toca Michael Reckling?
No, porque es el conservador oficial y ya no tiene que reptar por los muros para acariciar sus amadas teclas.
Quizá el organista sea Maese Pérez, o el mismo cura Bocanegra...

        Artículo escrito en 1987 por el periodista Luis Cantero.




Fotografía de 1987 por Michael Reckling  -  © 2022




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COMENTARIOS

  Una pica en Flandes...
Enhorabuena, Michael, por tan excelente historia, que refleja esa otra Marbella ajena al oropel del papel couché.
Tuvo que ser un extranjero, tú, que como tantos otros, procedentes de las más dispares esquinas del planeta,
pusiera Marbella en el mapa de la vida cultural de la ciudad. Cantero, el autor del reportaje,
puso desde luego una pica en Flandes al lograr que Interviú, conocida fundamentalmente por sus portadas
de señoras estupendas cubiertas escasamente y sus reportajes de escándalos, le diera cancha con un relato (de primera página)
que tiene como protagonista principal un órgano; eso si, no cualquier órgano,
no en vano fue bautizado como Órgano del Sol Mayor.
Elena Vergara - periodista / Málaga


He leído el artículo de Luis Cantero. Veo que escribía bien ese hombre, supo darle un punto romántico a la historia.
Y veo también que has tenido una juventud al estilo de coche deportivo, tomando las curvas a derrape,
no parece que te hayas aburrido. No sabe uno si alegrarse o entristecerse porque aquella España ya pasó.
Adolfo Palacios - organista / Santander


Querido y admirable Michael: he recibido y leído tu correo, que me ha producido una gran satisfacción
al poder disfrutar de una historia bellísima de carácter indomable, lucha por los ideales y por los objetivos personales irrenunciables,
como es la tuya. Este relato podría ser perfectamente una novela de éxito, si no fuera porque la materialidad física
nos atestigua que todo ello es una hermosisima realidad, y tú el protagonista, productor real y realizador, todo junto!!
Gracias por tu talento Michael.
Juan José Noriega - médico / Valladolid


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